Para mi abuela, Ana
El puerto comienza en el amanecer
labramos la vida como la distancia
las playas no se alcanzan con nuestras manos
bailamos para estar desnudos
dividir la miseria como compartir el hambre
más miel que resorte en la palabra para tus ojos
pero nadie se entromete en el recuerdo
una vida buena tiene la abuela para siempre
por lo menos una cayena que nos haga de sombrero
limpio liso y triste el pasado nos rebota
se presenta a nuestros relojes como un gabinete
ser ciego como una fruta
duplicar el canto de las alegrías
dejarse tocar por el deseo ajeno
hacernos un hogar en la pulpa del mango
cortarnos el sexo entre amor y traumas
arder en la bombilla apagada
querer cambiar el corazón por una estrella
silbar para que abunde la nostalgia
llevar arena del patio en la mirada
un bosque de espinas en el hambre
un amargo litigio de sabores
una calle para entregarse hay fuera de la cerca
por dentro llevaremos el rencor de lo tibio
cae la noche en la ropa tendida
aún queda mojado el cuello
aún está el fogón en la olla
aún queremos quemarnos la mano para no robar
hace mucho zarpamos
llevándonos el puerto con sus sogas.
[Del libro Prontuario. 2018]
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