Rogamos al cuerpo que no escape
contenernos de aire y humo en la llovizna
el taconeo de los dientes, la fractura
de terrenal somos erizo
pánico en el beso de las cosas
el tema del tiempo no es la muerte
es la carne envuelta en sal para la urna
secos tropiezos de lágrima
rogándole al sexo que no abandone la cama
altura del redondo, luna para pan del pobre
porque la mierda no alcanza para tantas moscas
y si el agua supiera
nosotros somos en la culpa como en la calle
el sudor apenas se agradece
descoser la causa y verse con las llamas al cuello
esperar de lo prohibido una canción
capar una verdad con las uñas
por la espalda nos tiembla el deseo
cosmogonía de lo privado y de lo rústico
donde el fogón alumbra
penetrante, sudado, lleno de ixoras
para cargar con el peso de la sonrisa
aguantarse esos nudos labiales
las ramblas de los muertos que recuerdan
una pradera de ecos y cicatrices
la lengua dejando huella en la aspereza
nalgas velludas como ataúdes cómodos
¿Qué hacer con lo que salta en la lluvia?
esconderse no es una opción para los escondidos
el ruego nos cuelga como suspiro
[Del libro Prontuario]
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