Luego con la luna

“Cuando me haya vuelto loco, existiré deshabitado de mí, sin palabras, sin movimientos”
Peter Handke

El hombre que hoy he aprendido a ser, tiene colgando a una madre cosiendo peluches en un cuarto sin luz. Una voz que ropaje tiene de silencio. Una voz que se hace ronca con cada denuncia. Que me remite a Troya y su caballo mágico. Que me hace pájaro. Pequeño. Anciano. Dormido en la madera de mi cunamadre y el motor de su máquina de coser, cociendo. El hombre hecho de remiendos que se enfrenta a la luna del lago. Que se abre se cierra en la interrupción de los hilos rotos. No soy la pobreza. Soy la abundancia. Soy la noche metida en el cuarto de costura. El mediodía oscuro que me pasa la mano por la cabeza para que deje de llorar y escuche la radio. Con sus señoras echando agua sucia a la calle recién asfaltada. Con sus asociaciones corruptas de vecinos. Con su largo silencio, que me arrulla. El hombre que me siento frente a la luna, increpa al egoísta que soy. Me encuentro en la miseria de ser lo poco dejado por una alergia al peluche. Una alergia al futuro.

[Del libro Poemas de silencio. 2018]

 

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