El ridículo acto de evitar la transición del poder en Guatemala pone de manifiesto las garras trémulas de los dinosaurios de la política latinoamericana, quienes con artimañas intentan violar la voluntad popular. Los venezolanos deberíamos vernos en ese espejo para entender lo complejo que puede ser una transición política cuando una clase política, enquistada en el poder, pretende mantenerse sin tener el apoyo popular bajo cualquier pretexto, por más ridículo que sea. No podemos cometer el error de Juan Pablo Guanipa al abandonar la victoria, por no tener un plan preparado para garantizar la transición del poder con el chavismo.
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