La falaz idea de la democracia que pregona Nayib Bukele para justificar el desequilibrio de poder y la falta de control de los poderes republicanos, nos hace pensar inexorablemente que El Salvador vive el mismo delirio mesiánico que Venezuela padeció cuando Hugo Chávez estaba vivo, especialmente en 2005 cuando logró hacerse con todos los escaños de la Asamblea Nacional y empezó a demoler la institucionalidad venezolana para convertirla en un traje hecho a la medida, que hoy sigue socavando nuestra libertad y aspiraciones de cambio político. Una idea errada de democracia es el comienzo para justificar cualquier barbaridad. Los parangones no se quedan allí, porque la desfachatez de Maduro y de Bukele es palpable en su aspiración de gobernar sin oposición. El “Aquelarre político” que se reunió con Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional chavista, pone en evidencia que el chavismo quiere seguir gobernando con una oposición tarifada, con actores que se hacen llamar opositores pero a los que se les ve la “liguita” que sostiene la careta: quedaron constituidos en el club “todos contra María Corina”. Vale la pena entonces distinguir la dignidad de los partidos de la Plataforma Unitaria que no concurrieron a la ese vergonzoso acto y que hace patente quienes son los verdaderos opositores en Venezuela. ¿Usted cree que Bukele es bueno? ¿Logrará Maduro hacer una elecciones como las de El Salvador, con resultados que dejen a la verdadera oposición fuera del poder?

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