La muerte del expresidente de Chile, Sebastián Piñera, marca un ejemplo claro de lo que debe ser el diálogo responsable entre las diferentes corrientes ideológicas. El Presidente de Izquierdas, Gabriel Boric, rindió los más altos honores a su adversario político más poderoso. La diatriba política contemporánea en el continente ha construido un mecanismo nocivo que pretende deshumanizar al adversario: descalificarlo, humillarlo, reducirlo y denostarlo hasta que no podamos sentir ninguna empatía por aquellos que piensan diferente a nosotros. Un opositor radical en Venezuela no siente simpatía por un chavista y viceversa, un chavista radical no siente que los opositores seamos dignos de recibir el trato humano que a todos nos pertenece y que se consagra en la constitución. Cuando la política se convierte en una máquina de triturar al otro, pierde su capacidad de ser un instrumento para el progreso de los pueblos. Debemos convertir nuestra pasión, nuestros rencores, nuestros traumas sociales, en el combustible para crear una solución a la crisis política: si la respuesta al odio, es más odio, vamos a entrar en un círculo vicioso que solamente termina en la guerra, el más vil de los métodos humanos para resolver los conflictos irreconciliables. Ante la #FuriaBolivariana de Diosdado Cabello, nosotros tenemos que crear una campaña de amor patriótico, de reconciliación. La respuesta al odio, debe ser el amor: es la única manera de cortar para siempre la cuenta perversa que ha convertido a Venezuela en un país de resentidos de la cuarta república que se enfrentan a los resentidos de la quinta república. Salgamos a abrazar a los chavistas y a los radicales de la oposición, y conseguir los puntos que tenemos en común, porque todos somos iguales en la muerte, el destino inevitable de cada uno. Aprovechemos que estamos vivos para conseguir las otras coincidencias y producir el cambio político que necesita Venezuela en este 2024. ¿Escuchaste lo que dije en el video? ¿Qué opinas? ¿Es posible reconciliar a los venezolanos?

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