En sus más de 490 funciones las «Las señoras de Maracaibo» habían pasado exitosas y en vuelo rasante sin que mis ojos se posara sobre sus actuaciones. ‘Señoras’ es un fenómeno del teatro zuliano, que le ha permitido a hombres luminosos de nuestras tablas, ir construyendo un personaje que trasciende la escena, para representar lo que hace años eran nuestros «personajes populares». El teatro ha restituido la figura del personaje popular, metropolizandola, y convirtiendo a esas figuras maravillosas, producto del talento, en nuevos elementos patrimoniales e identitarios.

Pues, como la primera vez que vi a las ‘Señoras’ fue en su más reciente espectáculo, titulado «Las inmamables», el último, donde todos los hilos narrativos han sido desarrollados, en largos trece de producción; ya que fue así, entré en un mundo de ficción constituido, como invitado, como un chismoso, que encuentra los cabos sueltos y entiende que los demás, los espectadores que corean los refranes de los personajes, están enterados de toda la historia, cual vecinos que tienen años viendo a las ‘Señoras’ con sus ocurrencias.

Esta obra tiene su fuerte en una larga escena donde las figuras principales, Henry Semprún, es decir, «Marucha Boscán» y la actuación maravillosa de José Molero, quien encarna a la contraparte de Marucha, la prototípica «China Contreras» se enfrentan. Ellas, cual ying-yang, mantuvieron el equilibro dramático para construir una historia que fácilmente podría culminar en una tragedia, pero que gracias al ánimo de los personajes  transfiere al humor la carga real de los sucesos.

José Molero volvió de una estancia corta de probar suerte en España, fue desolador para sus amigos, donde me incluyo, tenerlo lejos, pero hoy, al ver «Las Inmamables», pude entender la otra parte de esa historia, la versión de ese viaje contada por su personaje, ‘La China Contreras’, quien nos dice su estrambótica travesía, muy a pesar de los ánimos de su contraparte, la señora Boscán.

Fotografía de URVAN-ZEN

Provocaría revisar los otros nueve montajes de la obra, para hacer una retrospectiva como estos personajes han acompañado el desarrollo de nuestra identidad cultural contemporánea. Mi aplauso de pie para Richard Olivero, por su constancia; y a todo el elenco por la construcción de un referente artístico que ha abandonado el papel y el salón de ensayo, y que desde el escenario, ha saltado de la comedia a la identidad.

Fotografía de URVAN-ZEN

Montaje de «Las Inmamables» 26 de diciembre de 2021. Teatro Baralt. Fotografía de URVAN-ZEN

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